Como otros años me acerco a despedir a los andarines.
Me gusta animarlos en la salida mientras los filmo.
Me consta que a alguno le ha hecho ilusión verse a los días.
En principio iba a ir solo a la salida pero en el último
momento María finaliza su agenda social antes de lo esperado y deciden venir a
la Plaza a despedirme.
Este año somos 48 corredores. Saludo a Javier y a SrOrnitorrinco. Han oido hablar de esta actividad a través de este blog y deseo
que la disfruten.
Un grupo variopinto en el que destaca un corredor en
pantalón corto ya calentando.
Últimos preparativos y a las doce salimos.
Enseguida veo que el de pantalón corto con un compañero
salen muy deprisa y se ponen en cabeza.
Les pillo en el cruce antes del puente de piedra y les
pregunto si conocen el camino. Me contestan que no, que es la primera vez y yo
les indico más o menos la ruta en la parte urbana. San Juan de la Peña, camino
de los molinos, Royo Villanova y luego a seguir las luces intermitentes y las
marcas.
Van muy deprisa. Detrás un grupo de tres intentando no
distanciarnos mucho del resto por eso de evitar que la gente se pierda en los
primeros metros.
No estoy seguro de que me hayan oído así que apuro para
alcanzarlos en el desvío del Camino de los Molinos y, tal y como pensaba, ellos
siguen dirección carretera de Huesca. Les corrijo y me vuelven a adelantar a
buen ritmo. Yo me quedo rezagado hasta que veo que los siguientes pillan
correctamente el desvío. A la altura del Royo Villanova ya vamos un grupo más
numeroso y parece que a partir de aquí habrá señales… pero no las vemos así que
la pareja de delante se vuelven a perder.
Vuelta a encontrarlos y ya siguiendo las primeras señales
nos sumergimos en la noche.
Voy bien, charrando con una pareja de corredores. He salido
con el camel vacío confiando en el botellín de agua en San Juan de Mozarrifar
pero al llegar a ese punto no hay avituallamiento. Por no romper el ritmo no
paro ni a beber en la fuente confiando en el siguiente punto. A la entrada de
Villanueva nos volvemos a perder siguiendo a la pareja que va por delante pero
son pocos metros.
En Villanueva las sensaciones empiezan a ser no tan buenas y
para colmo no encuentro donde reponer agua. Salgo de Villanueva ya solo y a los
pocos metros sigo andando. En un correo que me llegó el día antes de salir
avisaban de un bidón de agua en el Km 22 y sigo confiando en ese bidón para
hidratarme. He cometido el fallo de no llevar algo de agua en el camel por si
acaso. El caso es que no consigo volver al trote aunque ando bastante rápido.
Me molesta bastante el pie izquierdo. Más que en las últimas salidas así que
decido seguir andando lo más deprisa posible al menos hasta que me hidrate
convenientemente. Paso las Lomas y me doy cuenta de que no encontraré agua
hasta Zuera.
Se me hace muy larga la carretera vieja y la entrada de
Zuera hasta el pabellón. En Zuera bebo y lleno medio camel mezclando agua con
sales. Al salir me he quedado helado como todas las veces en este punto así que
tengo que abrigarme y moverme deprisa. Aún así no consigo trotar, no se porque
pero me duelen las articulaciones y me noto demasiado cansado.
Sigo solo en la noche entrando en calor hasta el siguiente
punto de avituallamiento donde me tomo 3 caldos que me saben a gloria bendita.
En este punto hay un corredor dentro de la ambulancia que se retira. Yo creo
que puedo seguir. Sé como es el camino que me espera y me sumerjo en la noche comiéndome
un paquete de gominolas que he pillado en el avituallamiento. Los kilómetros se me hacen largos y me doy
cuenta que no estoy disfrutando como otras veces. Generalmente me gusta saludar
y animar a los andarines cuando los adelanto pero esta vez, además de que casi
no adelanto a nadie, me viene justo para decir un “buenas noches”. Es una mala
señal.
Llego al siguiente punto. Son 42 Km. más o menos. Un plátano
y a seguir. La distancia se me hace interminable y me descubro buscando un
sitio donde parar a descansar. Se que la recta antes de Almudevar se hace
eterna si la ves y me parece que falta poco para que se haga de día así que
fuerzo la marcha para, por lo menos empezar esa recta de noche. Pero cuando
llego al avituallamiento anterior a Almudevar ya es de día así que me toca ver
la recta en su plenitud. En esa parte tengo suerte. Nada más salir del
avituallamiento comienzo a charlar con una pareja de andarines. Dionisio, el
más hablador, es un corredor y andarín entusiasta con un montón de maratones y
pruebas realizadas y, aunque hoy no tiene su mejor día, charlamos y nos contamos
batallitas. Se que eso hará el tramo más asequible. Su compañero es la primera
vez que hace la Jorgeada y se encuentra tan fresco como si acabará de salir… y
eso que va fumando!!
Llegando a Almudevar me doy cuenta que llevo más de 4 horas
sufriendo y decido que ya esta bien por hoy. Me quedan más de 3 horas hasta
Huesca y se que, si sigo, las voy a sufrir… y ya he tenido bastante.
Me como mi bocata de panceta y aviso a la organización de mi
retirada. Por desgracia acaba de salir el autobús a Huesca, donde tengo la
mochila
Para mi fortuna, Sara, una colaboradora de la organización,
se ofrece a llevarme hasta la meta ¡Gracias otra vez!
Una vez allí coincido con los que acaban de llegar entre
ellos parte del grupo con el que me perdí el año pasado por la Cabañera. Este
año no se han perdido y han llegado muy bien de tiempo.
Una ducha y a esperar el autobús de vuelta.
En total he estado unas 8 horas de actividad para 58 Km de
los que he corrido unos 20.
Me he encontrado cansado bastante antes de lo que esperaba y eso me sorprende a pesar de
que sabía que no estaba en forma.
Me he arriesgado y he pagado por ello, pero estoy contento y
las consecuencias no han sido dramáticas.
Al día siguiente a currar de forma normal casi sin agujetas.
Ahora unos días de recuperación sobre todo del pie izquierdo
y luego ya se vera.